Presentación del libro

13 colores de la resistencia hondureña

Conociendo a Melissa Cardoza me doy cuenta de qué poco nos conocemos  entre mujeres hondureñas y guatemaltecas, pero más aún me doy cuenta que nunca antes conocí a una mujer hondureña como conozco ahora a Melissa.

Su escritura es fresca, ella escribe como habla y nombra las cosas así como las escribe. En realidad nunca antes tomé conciencia que era posible nombrar las cosas de la vida política en forma de cuentos o que los cuentos podían ser contados  de la manera como la gente nombraba o significaba la lucha política.
Melissa se nombra comunicadora, más que una escritora de literatura, pero en realidad a mí me parece que narra la vida de la manera en que la podemos entender y asimilar…, desde donde la gente siente.
Cada cuento del libro 13 colores narra la historia de Honduras desde personas que nos cuentan su dimensión de la vida, desde donde las vive cada quien. Por ejemplo cuando cuenta, como si nada, cómo el calor de la costa, se juntó con la furia de la gente durante el  golpe de Estado en el año 2009…, dicho como si nada, allí empezó la Resistencia.
Podemos oír  las palabras de una predicadora religiosa hablando de las alimañas de la obscuridad infernal refiriéndose a los soldados y a los militares golpistas y  poniendo nerviosos a los soldados que la escuchaban….
Trece cuentos… trece historias hablando de la hondureñidad de todas las clases, diversidades y de todos los rincones de la honduras maltratada por el Golpe de Estado, por jerarquías feudales y por políticos beneficiarios del sistema con el que se nos hizo natural convivir en el vecindario centroamericano.
En los cuentos de resistencia Melissa nos habla de cómo la gente se intercambia, se sorprende y se comunica en los lugares compartidos de la calle y de la casa como espacios simbólicos que sin embargo les hablan de cosas comunes. Por ejemplo de la crucifixión, como si ese fuera un escenario conocido, y lo es, en la vida cotidiana y en el territorio que comúnmente habitan, pero que al mismo tiempo les sirve para recuperar a las ancestras y los ancestros de la resistencia antigua, de la memoria.
Los cuentos y las vida que cuentan  -como dice la autora-, nos hablan de emociones más que de apergaminados proyectos politicos. Porque el espiritu de  estos cuentos nos hablan de mujeres, de sus proyectos de vida, de sus largas caminatas, de sus verguenzas por sentir miedo y tambien de sus piedras sacadas a tiempo para defenderse.
Posiblemente uno de los cuentos que más me gusta es el que relata la historia de una mujer que reconstruye su vida y de las generaciones de mujeres que la constituyen. habla de la solidaridad entre mujeres y de alguien que le dio un lugarcito en el mercado para poner “el merendero paty”. Pero el mejor momento del cuento es cuando una amiga  al buscar el consuelo de un caldo de gallina y finalmente encontrar el merendero,  se encuentra con un aviso: hoy no abrimos , nos fuimos a la resistencia.
Me gusta el estilo de Melissa porque al nombrar la resistencia no solo se refiere a la marcha acostumbrada que pasa por las calles, sino a la resistencia de las mujeres que aprenden a defenderse de la violencia; de las mujeres y hombres que aun desde el cansancio retoman nuevas formas de ser consistentes, persistentes y de re-energetizarse.
Resistir desde este libro de cuentos no implica solo la pancarta de siempre, más bien es  el sentido humano del encuentro, se trata de reencontrarse  con la madre, de salvarle la vida al hijo, de ser amorosa con la hija y de la hija amorosa con la madre. como que resistir …se trata besar los pelos y la piel de los seres que amamos, de la ternura y  la alegría de estar vivas/os en esta voragine de resistir al estado de cosas. y aun asi valorar la vida.
Las 13 dimensiones coloridas de las resistencias hondureñas nos hablan de los empeños feministas por acuerparse,  nos hablan de las intuiciones de las mujeres de la gran cantidad de palabras que mujeres concretas han nombrado, escrito o compartido con otras a pesar de saber que pueden perder la vida.
A lavar a lavar ….la verguenza nacional coreaban un grupo de feministas a proposito del golpe de estado en honduras, restregaban la bandera, el piso, repartian volantes y  hablaban por megafonos. desde entonces las feministas en resistencia tomaron vida, se autonombraron y empezaron a  ser reconocidas.
estas son palabras de aliento, de confianza, de valentía propios de melissa cardoza. NO se trata de si lo lograremos, mas bien estos cuentos dan cuenta de  una esperanza que se concreta con más y más mujeres resistentes y en la resistencia, tal parece que las cosas cambian aunque a veces no parece que asi sea.
gracias melissa por proponernos 13 colores como formas de resistencia, 13 son las energias que nos sirven para contar los nahuales, 13 son las articulaciones del cuerpo, 13 son los numeros de suerte de las brujas, hoy es numero 11 TZI pero solo nos faltan dos dias para el 13 E y la resistencia son todos los actos de nuestras vida,  este mismo, es un acto de resistencia.
gracia melissa por tu valentía, por seguir viviendo, por venir a Guatemala y presentar este libro por regresar a honduras, por resistir ante la incongruencia del sistema, pero sobretodo por ser coherente con vos, con tu vida con las multiples  posiblidades de la dignidad.
faltan mucho colores, y muchas las historias que resisten. pero lo que si me queda claro es que ahora conozco mejor a esta catracha, mi hermana hondureña, que ha sido un placer conocerte y compartir este espacio con vos: melissa cardoza escritora  de la resistencia hondureña.

“entonces las generaciones venideras preguntaran como ha sido este tiempo y las abuelas de entonces les dirán …que ganamos”. gracias melissa por ese homenaje a resistir viviendo.

Yolanda Aguilar U.

Casa Cervantes. Guatemala, octubre 2014

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